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De acuerdo a la biblia, Jesús nunca viajó más de 300 millas fuera de su casa, y eso fue cuando él era un bebe. Aún así, las leyendas han persistido de que en los años antes de él iniciar su trabajo como un maestro y sanador palestino, él viajó extensivamente, tan lejos como la India en el Este, y Britania en el Oeste.
La historia de su viaje a Britania es celebrada cada vez que una muchedumbre en un partido de futbol, en una conferencia de un partido político o en una reunión del instituto de mujeres canta las familiares palabras del himno «Jerusalén»: «¿Y esos pies en los tiempos antiguos, caminaron sobre las verdes montañas de Inglaterra?». Los pies sobre los que se hace referencia, son, por supuesto, los de Jesús, o, «el santo cordero de dios», como el poeta, artista y excéntrico, Willian Blake, lo llamó.
Las palabras son extraídas de un extraño poema místico escrito por Blake alrededor de 1808 y musicalizado más de 100 años después por Hubert Parry. Fue el rostro de Jesús, el «semblante divino», que Blake imaginó brillando desde las «nubladas colinas» y «los verdes pastos» de Inglaterra. Y ésta, aparentemente prepotente idea, es celebrada en el himno no oficial de Inglaterra.
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Desde Palestina a Britania
Cuando Blake escribió sus famosas líneas, él tenía en mente una oscura leyenda occidental de que Jesús había visitado Inglaterra mientras era un niño o siendo ya un joven. La historia dice que el tío de Jesús era José de Arimatea, el hombre que, luego de la crucifixión, proporcionó la tumba donde el cuerpo de Jesús fue sepultado. La biblia no ofrece más información sobre José, pero la leyenda lo tiene como un comerciante adinerado y que regularmente viajó por asuntos de negocios entre el este del mediterráneo y las minas de estaño en Cornwall. En una de sus visitas a Britania, o así al menos se dice, llevó con él a su joven sobrino. Ellos desembarcaron en la Península Roseland, y más tarde viajaron alrededor de Cornish y la costa de Devon hasta Somerset, visitando Glastonbury y Mendips.
Pero, ¿puede la historia posiblemente ser verdadera? Un libro reciente, y un nuevo documental sugiere que la historia es tanto posible como plausible, y ellos proveen una explicación del porqué el joven Jesús pudo haber hecho el viaje de 6000 millas de ida y vuelta desde su patria hasta borde del mundo conocido.
La existencia de una ruta marítima desde la Palestina del primer siglo a Britania hace 2000 años es generalmente reconocida. La primera ya era parte del Imperio Romano y la última tenía vínculos comerciales, y las rutas por tierra y mar a lo largo del imperio estaban bien establecidas para fines comerciales, militares y administrativos. No hay duda de que Cornwall era entonces una fuente importante de estaño y otros metales.
Lo que no puede ser sostenido en ninguna manera, ya sea por evidencias arqueológicas o por fuentes escritas, es que el Tío José estuviera involucrado en viajes a lo largo de estas rutas, o que su sobrino Jesús lo acompañara en uno de ellos. La leyenda es totalmente oral y existe una brecha de 600 años entre los eventos como son contados y el tiempo en que ellos aparecieron en registros escritos por primera vez. O, para plantearlo de otra manera, las leyendas de la visita de Jesús a Britania se remontan a 1, 400 años y no fueron simplemente la invención de escribas medievales: ellas tienen un largo linaje. Sin embargo, dicen los expertos, historias encantadoras no le agregan nada a los hechos históricos.
Un erudito que ha echado una mirada fresca a las historias, concluyendo que ellas no son tan fantasiosas como a primera vista parecen ser, es el Dr. Gordon Strachan, un ministro de la Iglesia de Escocia, quien por muchos años ha conferenciado en el Departamento de Arquitectura en la Universidad de Edimburgo. Su libro, y la subsecuente película sobre él, se basan en las últimas evidencias arqueológicas desde Tierra Santa y se aproxima de manera innovadora a la historia temprana de la iglesia cristiana, alcanzando una desafiante conclusión. Jesús, pudo muy bien haber ido a Britania, dice el Dr. Strachan, no sólo en una viaje de diversión con su tío —un año antes de comenzar su verdadero negocio como mesías— sino con un propósito más serio. Dicho propósito era estudiar con los druidas.
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Los Años Perdidos
Los años perdidos de la vida de Jesús han fascinado desde siempre a los cristianos. ¿Qué hizo Jesús antes de comenzar sus tres años de ministerio? Aparte de la historia de su nacimiento en los evangelios de Lucas y Mateo, y un relato aislado de la desaparición de Jesús en Jerusalén siendo un muchacho, el Nuevo Testamento no dice nada sobre sus primeros 30 años.
El punto de vista convencional fue que Jesús trabajó con su padre terrenal, quien era carpintero en Nazaret, y que estudió las escrituras judías. Él era ciertamente un muchacho brillante, pues cuando posteriormente fue encontrado por sus padres luego de su desaparición en Jerusalén, él estaba discutiendo con los eruditos judíos, asombrándolos con su conocimiento.
Lo que sugiere Strachan es que la educación de Jesús no estuvo limitada a la historia y teología judía. Ésta se extendió mucho más lejos e incluyó las matemáticas y filosofía griegas, y en orden de estudiar estos temas él habría tenido que viajar en busca de los mejores maestros.
El Dr. Strachan cuenta la historia de su propio momento de «¡Eureka!», cuando él se dio cuenta de cómo el interés del joven Jesús por el mundo de las ideas griegas pudo haber surgido. Él fue llevado al sitio arqueológico de Sepphoris en Israel. Lo que ha sido descubierto allí durante los últimos 25 años de excavación es una ciudad clásica mayor, construida por Herodes Antipas. Los trabajos en la ciudad comenzaron alrededor del año 4 AC, cuando Jesús tenía alrededor de dos años de edad, y finalizados unos 15 años más tarde, cuando él habría tenido la edad de asistir a su padre y aprender un oficio.
Strachan estaba parado sobre la cima de la extensa ruina cuando le preguntó a su guía sobre el nombre de la pequeña ciudad sobre el valle en la colina opuesta.
—Nazaret, contestó el guía.
—¿Estás seguro?
—Sí, Nazaret, el guía replicó con énfasis.
En ese momento Strachan hizo el vínculo vital que le iba a dar forma a su investigación. Si Jesús era un carpintero que vivía en la villa a sólo tres o cuatro millas de distancia del principal sitio de construcción, razonó, él lo habría conocido y probablemente trabajado en él. Y si él habría trabajado en él, habría tenido oportunidad de aprender arquitectura clásica.
Los edificios de Sepphoris contienen algunas de las más conocidas características arquitectónicas del periodo, incluyendo algunos finos mosaicos y un magnífico teatro. La ciudad fue construida sobre los principios de Vitruvius, y su diseño incorporó las proporciones y símbolos matemáticos que, los griegos creían, representaban la perfección.
Poco antes de que los trabajos en Sepphoris comenzaran, Vitruvius había escrito su celebrado tratado en 10 partes sobre arquitectura en el cual él describió como usar las matemáticas que se encuentran en el mundo natural para crear edificaciones que estuvieran en perfecta armonía.
Inevitablemente, cualquier artesano trabajando en Sepphoris habría absorbido los principios de la arquitectura vitruviana, familiarizándose de esa manera con las matemáticas pitagóricas que los sustentan, las cuales son relevantes no sólo para el diseño de los edificios sino también para las teorías relacionadas con la música, la acústica y el espacio sagrado.
«Hasta mi visita a Sepphoris, yo nunca había relacionado, de manera tan cerca, los mundos hebreo y griego en mi mente», recuerda el Dr. Strachan.
Confirmación de que Jesús había conocido Sepphoris y tenía conocimiento de la cultura griega está fuertemente sugerida en la narración bíblica de su vida. Él igualaba a los líderes religiosos judíos a los hipócritas, usando una palabra de origen griego derivada de las actuaciones teatrales. [Por supuesto, los evangelios que tenemos fueron escritos en griego]. Sepphoris poseía el único teatro de la región en la época y Jesús recogió el término mientras observaba los actores enmascarados trabajar cerca de su ciudad natal.
La influencia de Pitágoras en el pensamiento griego fue profunda. Para algunos griegos, él era un semi-dios, una manifestación del Dios Apolo, y existía un culto que lo honraba. Él había sido descrito como el fundador de las matemáticas e inició una escuela de filosofía. Él vivió más de 500 años antes de Jesús, y se dice que desarrolló sus ideas de lo que descubrió en sus viajes.
Un relato sugiere que muchas de sus ideas fueron extraídas de sus viajes a Egipto, Babilonia y el Norte. Es ciertamente el caso que, en el norte de Europa, y en Britania en particular, existía una civilización altamente avanzada, la cual a través de una detallada observación astronómica poseía un sofisticado conocimiento de geometría y matemáticas. Los círculos de piedras del norte, los cuales anteceden a Pitágoras, pueden ser usados como observatorios solares y lunares.
Para el tiempo de Jesús, los custodios de esta sabiduría nórdica eran los Druidas, una casta sacerdotal reconocida por su conocimiento. Ellos estaban a cargo de los equivalentes a las universidades de aquellos tiempos, a las cuales ingresaban jóvenes de todos lados del Imperio Romano.
«Era a donde los Druidas que un gran número de jóvenes recurrían con el propósito de instruirse», escribió Julio Cesar, «y los Druidas son honrados grandemente por ellos. Porque ellos juzgan en relación a todas las controversias, públicas y privadas… Esta institución se supone que nació en Britania, e introducida de allí a los Galos; y ahora esos que desean obtener un conocimiento más exacto de ese sistema generalmente marchan allá con el fin de estudiarlo».
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La Conexión Esenia
Pero, ¿habría realmente un muchacho local, trabajando en la construcción de una ciudad clásica, tomado semejante interés en los principios pitagóricos subyacente en su arquitectura, hasta tal punto que él habría querido viajar a Britania para aprender más?
Quizás no, excepto que el Dr. Strachan identificó algo en la familia terrenal de Jesús que sugiere que el hijo del carpintero pudo haber tenido una razón muy particular para tomar un interés en matemáticas, geometría sagrada y matemáticas pitagóricas: la conexión esenia. Nazaret, no era una villa ordinaria, sino un asentamiento abandonado que había estado ocupado por una rama de los Esenios, la secta judía ahora más famosa por el asentamiento de Qumran en el desierto, cerca del cual los Manuscritos del Mar Muerto fueron encontrados. Ellos eran destacados estudiantes de la forma hebrea de matemáticas sagradas y habilidosos sanadores que decían ser guardianes de una sabiduría secreta. Sus ideas, dice Strachan, pueden ser vista como formando parte de la más amplia sabiduría tradicional conectada con la India, Egipto y el norte de Europa.
El fallecido arqueólogo suizo, el Padre Bargil Pixner, quien excavó un sitio identificado por algunos como una sección esenia de Jerusalén, creía que Jesús, si bien no era un miembro de los Esenios, tenía fuertes vínculos con ellos. Él señala el famoso sitio del Dormitorio Superior, donde se celebró la última cena, como siendo parte de la sección esenia de la ciudad, y como la estructura social de la comunidad esenia era muy similar a la de la temprana Iglesia Cristiana. Los Esenios, también seguían un calendario que era diferente del de los judíos, calculando el año con 364 días. Y es por el uso del calendario esenio que la confusa cronología de la semana de la traición de Jesús, su juicio y la crucifixión comienza a tener sentido.
El autor Robin Heath establece un vínculo entre los Esenios y Britania. Básicamente su trabajo se ha enfocado en el estudio de la geometría en los antiguos círculos de piedra, intentando demostrar como ellos eran usados para seguir y predecir los movimientos del sol y de la luna. El no canónico Libro de Enoch, él dice, el cual fue una de las escrituras claves halladas en Qumran, y que también es citado en el Nuevo Testamento, contiene un intrigante conjunto de observaciones astrofísicas. Enoch, es un personaje del Antiguo Testamento, el tatarabuelo de Noé, quien, se dice, vivió por 364 años. En el libro que lleva su nombre, le fue ordenado por un Ángel que lo acompañara al norte para «medir», y en otro pasaje las medidas dadas son las del levantamiento y puesta del sol en diferentes periodos del año.
La información no está expuesta como lo estaría en un trabajo moderno de observaciones científicas, pero, como describe este fragmento el Sol a mitad de verano, el significado el bastante claro: «Y el Sol retorna al este y entra a través del sexto portal, y se alza y se pone en el sexto portal en 31 mañanas a causa de su vista. En ese día, el día se vuelve más largo que la noche, y el día deviene el doble de la noche, y el día se vuelve doce partes, y la noche es acortada y se vuelve seis partes.»
«De la descripción —dice Heath— la latitud puede ser deducida, y Enoch no estaba en el Oriente Medio, sino en las latitudes del sur de Britania. Y si bien no puedo decir positivamente que él estaba en Britania, y que los portales descritos son Stonehenge, la descripción encaja muy bien.»
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La Isla de Avalon
Las leyendas orales ofrecen los más esbozados detalles sobre la supuesta visita de Jesús a Britania. No es sorprendente que hayan atraído a algunos defensores muy extravagantes a través de los años. Un grupo que mana del lado izquierdo de la corriente principal es The True Jesus Organization, quienes aseguran ser la 99th generación de los descendientes del matrimonio de Jesús y María Magdalena. Ellos han agregado sus propios detalles embellecidos a las historias, y van mucho más lejos que la conjetura del Dr. Strachen:
«Jesús inició sus estudios espirituales con su padre y su madre… ambos de ellos iluminados de los Esenios. Los Esenios… eran todo los que quedaba de la antigua Escuela de Misterios Egipcios, fundada en el siglo XV AC por el faraón Tutmosis III…
»Sin embargo, con el tiempo, cierta cantidad de la antigua sabiduría y las técnicas fueron olvidadas a causa de que el Arca de la Alianza había sido ocultada hace mucho tiempo. El Arca, junto con los documentos de Moisés y todo, excepto una de las Piedras de la Alianza, fue sepultada en el área de Jerusalén en el siglo VI AD, y nadie en el tiempo de Jesús sabía donde el Arca fue enterrada.
»Jesús viajó a todo lo largo del Oriente Medio y Europa para estudiar en varias «Escuelas de Misterios». Jesús encontró la sagrada «Roca de Israel», una de las Piedras de la Alianza, muy para su sorpresa, mientras visitaba la Escuela de Misterio Druida en Glastonbury. La Roca de Israel [luego conocida como la Piedra del Destino] estaba en condición de préstamo de los celtas y druidas de Irlanda a los celtas y druidas de Glastonbury en el tiempo de la visita de Jesús.»
El clérigo victoriano, Rev. R. W. Morgan, escribió un libro en 1860 rastreando el origen del Cristianismo Británico antes de que la Iglesia de Roma se hiciera cargo. Él declaró inequívocamente que José de Arimatea introdujo por primera vez el cristianismo a Britania en algún momento entre los años 36 y 39 DC. Morgan menciona al primer obispo británico, identificó los conversos más antiguos e incluso declaró que San Pablo fue a Britania en sus viajes.
Él aseguró que es por lo general reconocido que los británicos fueron los primeros conversos europeos y citó varias figuras de la historia quienes sostenían esta teoría. Una fuente impresionante es Gildas, el historiador británico del siglo VI, quien fechó el arribo del cristianismo en Britania a cinco años después de la crucifixión, «el último año de Tiberius Cesar». Morgan cita una referencia aún más antigua a José de Arimatea, las palabras de Maelgwyn de Llandaff, datadas alrededor del 450, quien dijo: «José recibió su eterno descanso en la isla de Avalon». Glastonbury, es considerada desde hace mucho tiempo ser la sede de la isla de Avalon, una identificación que fue fortalecida cuando algunos monjes del siglo XII, declararon haber desenterrado allá los huesos del Rey Arturo.
Confirmación —o, por otro lado, quizás el origen— viene desde un supuesto manuscrito vaticano, fechado en el 35 DC y citado por Baronius, un cardenal e historiador del siglo XVI, y citado también por Morgan. En el tiempo en que, de acuerdo al Libro de los Hechos de los Apóstoles del Nuevo testamento, los seguidores de Jesús fueron dispersados fuera de Judea, José de Arimatea, Lázaro, María Magdalena y otros huyeron en bote. Ellos desembarcaron en el sur de Francia, antes de que José se hiciera a la vela nuevamente para ir a Britania, donde, luego de «predicar el evangelio, murió», o así lo asegura Morgan.
De acuerdo a Gordon Strachan, las leyendas de Glastonbury, tomaron forma mayormente en tiempos medievales. Fue entonces cuando ellas resurgieron y se mezclaron con los relatos del Rey Arturo y el Santo Grial. El Grial, considerado por algunos ser la copa usada por Jesús en la última cena, y que había sido traída por José de Arimatea a Glastonbury luego de la crucifixión, permaneciendo oculta en algún lugar del área aún hoy en día. Otra leyenda habla de cómo el árbol de espina en el suelo de la Abadía de Glastonbury [o ésa, en las cercanías de Wearyall Hill], creció del báculo de madera que portaba José. La abadía medieval ciertamente encontró bueno para los negocios propagar las leyendas de que Glastonbury era a la vez el lugar de descanso de Arturo y la cuna del cristianismo británico.
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Un Tesoro Pitagórico
Pero mucho tiempo antes de que la Abadía fuera construida, parece que existía un lugar de adoración cristiana en la ciudad. Cuando San Agustín llegó en el 597 DC, para traer el Catolicismo Romano a Britania, él escuchó de la existencia de una pequeña capilla de adobe en Glastonbury. En una carta al Papa, él reportó que era una creencia local de que fue construida por José de Arimatea, o incluso, «por las manos del mismo Señor».
El Dr. Strachan cree que antes de la misión de Agustín la versión pre-romana del cristianismo en Britania estaba bien establecida. El cristianismo primitivo se había sincronizado bien con las religiones británicas indígenas para crear el Cristianismo Celta que antecede a la Iglesia Católica Romana.
Una razón del porqué el cristianismo fue aceptado de buena gana, sugiere Strachan, era que los Druidas tenían ideas religiosas parecidas a la nueva fe. En un mito druida, ellos esperan el surgimiento de una figura tipo mesías llamada Hesus. «Si Jesús ha de ser visto como una figura universal, y no solamente una relevante para el pueblo judío, no existe ninguna razón para que Jesús no haya venido a completar los «Antiguos Testamentos» de las otras religiones. Para mí, Jesús es una figura universal e inclusiva.»
Sin embargo, una vez que el gobierno eclesiástico del Papa fue establecido en Britania, no había lugar para tales coloridas derivaciones de la ortodoxia. «Hubo una erradicación y las viejas historias permanecieron ocultas o se perdieron».
Y perdido de manera irrecuperable está el secreto de Glastonbury, el cual para algunos aún en estos días yace enterrado bajo el piso de una abadía medieval. Podría, dice Strachan, haber sido un símbolo o forma codificada. Quizás esté relacionado a la historia de que Jesús estuvo allí. Quizás confirme el interés del cristianismo primitivo en números, numerología y astrología, mostrando como todo en la creación de Dios está conectado por las matemáticas.
«Yo era bastante escéptico cuando escuché por primera vez las leyendas de Glastonbury sobre la venida de Jesús a Inglaterra con José de Arimatea», recuerda el Dr. Strachan. «Ciertamente ellas se relacionan a los años de silencio de Jesús. Pero yo quería saber por qué él habría venido, y ninguno de los estudios anteriores abordan eso. Me parece que ahora sé el porqué. Él había descubierto las matemáticas pitagóricas griegas siendo un joven mientras trabajaba en Sepphoris. El venía de una tradición esenia, la cual era pitagórica. Él quería llegar a la fuente de la antigua sabiduría. Y eso se encontraba en Britania, donde los Druidas habían preservado y enseñado las ideas antiguas.»
Los primeros cristianos, dice Strachan, estaban fascinados por las matemáticas. Ellos estaban muy interesados por la gematría, el antiguo arte o ciencia de atribuirle valor numérico a las letras, cuando los números eran escritos como letras griegas: Alfa era el uno, Beta el dos, y así sucesivamente. La gematría podía también aplicarse a las letras hebreas, y en ambas lenguas el nombre de Jesús tenía un gran significado numérico. «Los escritos del Nuevo Testamento están permeados con simbolismo numérico pitagórico y cosmología», él continúa. «Si muchos de los primeros cristianos en Jerusalén eran esenios convertidos, empapados del Antiguo Testamento y otras literaturas judías importantes como el Libro de Enoch, ellos habían estado perfectamente capacitados para producir ediciones pitagóricas de los evangelios, en las cuales el simbolismo numérico griego, la gematría y la cosmología habían sido diestramente sincronizados con las hebreas. El precioso tesoro pitagórico habría sido escondido en los fundamentos de la estructura lingüística del Nuevo Testamento.»
Tan importantes como eran la astrología y las matemáticas para los primeros cristianos, ellas no eran temas que tenían lugar en la teología ortodoxa mientras esta evolucionó. Por 1 000 años estas ideas fueron exitosamente suprimidas. En Britania, la versión indígena del cristianismo fue suprimida por sucesivos invasores y conquistadores, sólo para resurgir en los tiempos medievales en las leyendas de Glastonbury, y más específicamente en las formas simbólicas del diseño de las grandes catedrales medievales. Dr. Strachan también ha publicado un trabajo sobre la sagrada geometría de la Catedral de Chartres. Chartres está llena de simbolismo astrológico en tallas y en vidrio, así como también un plano terrestre que parece estar basado en la vescica piscis.
Para los mundos de los antiguos griegos, los esenios y hebreos, y para las primitivas comunidades cristianas, los números eran más que herramientas para calcular. Los números tenían significado y valor. Hoy, podríamos pensar del 13 como de mala suerte, pero en muchas culturas antiguas todos los números tenían su carácter y personalidad individual. Y las formas derivadas de los números a través de la geometría igualmente poseían significados. Los pitagóricos creían que la proporción de oro [1: 1.6], sacada de las series Fibonacci [1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21…], la cual es encontrada en los patrones de la naturaleza, representaba la cualidades de la perfección.
Aún así, si todas estas conexiones entre druidas, piedras erectas, Glastonbury/Avalon, José de Arimatea y Jesús, parecen demasiado improbables, ¿qué tal si es por coincidencia? Justo en las afuera de la ciudad israelí de Ramla, tradicionalmente considerada ser la ciudad de Arimatea, y donde hay una iglesia dedicada a San José, pueden ser encontradas las mejores piedras levantadas de todo Israel. Ellas están alineadas norte-sur y, apropiadamente, observan el valle de Avalon.
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Pitágoras, la Biblia y Stonehenge
La biblia está llena de números significativos: 666 [o 616], se dice que es el número de la bestia: 40 días pasó Jesús en el desierto; 12 apóstoles fueron seleccionados; y un número mayor de 72 discípulos fueron enviados a predicar, sólo para dar unos pocos ejemplos. Algunas de las más oscuras referencias numéricas pueden ser sólo comprendidas en relación a las matemáticas pitagóricas. Una extraña historia es relatada en el Nuevo Testamento [Juan 21: vv: 1-14] sobre la tercera aparición de Jesús a los apóstoles [conocida como «la 12»], cuando 153 pescados fueron cogidos en el mar de Galilea. El teorema atribuido a Pitágoras dice que en un triangulo de ángulo recto el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados en los otros dos lados. Y 3 multiplicado por sí mismo son 9; 12 multiplicado por sí mismo son 144; y 144 más 9 son 153.
El largo de la hipotenusa es la raíz cuadrada de 153, que es 12.37. El significado de la suma de 12.37 es que es el número de los meses lunares en un año solar, una cifra que, dice Robin Heath, puede ser calculada de las medidas tomadas en Stonehenge.
El logo de los primeros cristianos era el pescado, y Gordon Strachan resalta que la simple figura de pescado que ellos usaban era el resultado de la geometría pitagórica: la vesica piscis. Es una forma producida por dos círculos que se interceptan, y es una que se ha encontrado en el suelo de muchos círculos de piedra. La palabra para pescado es significativa en numerología, y en su forma como Piscis tiene enorme significado astrológico. «El mensaje subyacente era que Jesús era algo más que un maestro y sanador. Él era más que el Mesías, él era también el creador de los cielos, Dios mismo.»
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Traducido por Odilius Vlak
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- Nota: La versión original de este artículo, titulado: «Jesus in Britain» [abril 2010], se encuentra aquí: http://www.forteantimes.com.
- Acerca del autor: Ted Harrison es un antiguo corresponsal de la BBC para asuntos religiosos y es también el autor de muchos libros, incluyendo: «Diana: The Making of a Saint» [2007]. Él también fue el productor y director del documental «¿And did Those Feet?».
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